Llegó como llega todo aquello que uno no espera. Como aquellas hojas que caen en invierno, cuando deshiela. Se presentó joven con aquella mirada triste de hombre vivido; de persona que ha pasado cosas de las que prefiere no hablar; como aquellos que prefieren sonreír, callar y jugar. Jugó con ella como un niño y la quiso como un adulto. Se responsabilizó de su felicidad y le dio motivos y medios para luchar por ella. Entre lecciones de matemáticas le enseñó a respetar la vida y a pensar bien. No pensar de cualquier modo, sino bien. Aceptando las opiniones y las diferentes visiones. Gritar con él no sirvió de nada, en lugar de golpear abrazaba y antes de reñir escuchaba. Ella nunca supo como agradecerle, como compensar el gran regalo que le había hecho; no pudo hasta el día que se presentó en su antiguo hogar, adulta ,risueña ,vestida de verde y decidió perdonar la historia. Perdonar y seguir viviendo, jugando, creando. Gracias a el, que enseñó a pensar y sobretodo a amar. ¿Quien era él? Mi padre.
26 de mayo de 2008
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2 comentarios:
Me encanta como escribes...y como transmites....te leo!!
Un saludo!!
Es pot dir més fort però no més clar. t'estimo mama
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